24 enero 2011

NEODARWINISMO: teoria al servicio del capitalismo

COOPERACION ES VIDA, LA COMPETENCIA TE ACERCA A LA MUERTE

Comentando algunas investigaciones de Lynn Margulis:

Para ella , entre otras cosas somos una especie  “un saco de bacterias”

Probablemente la recien fallecida no recibio en vida todo el reconocimiento que se
merecía. Seguramente su condición heterodoxa dentro de las corrientes dominantes
en biología, puede explicar cómo no está, aún, en el olimpo de la ciencia.

Descubrió algo tan esencial y tan poco darwiniano como que las bacterias, esos primeros seres vivos, por simbiosis - cooperacion ,
por aprender a vivir en común, dieron lugar al que quizá haya sido el paso más trascendental en la historia de la vida, aquello por el cual las células procariotas (las de las bacterias y arqueobacterias, o el reino de las Moneras como las había clasificado) se “metamorfosearon” en células eucariotas, que son aquellos que está presentes en los otros cuatro reinos vivos (Protoctistas, Animales, Plantas y Hongos).



O sea, que frente a la supuesta omnipresencia de la “lucha por la vida” invocada por el neodarwinismo hemos pasado a la relación de colaboración como el fenómeno más trascendente de la vida.

Lynn Margulis nos ha cambiado la forma de ver el mundo. Según ella, los microorganismos han desarrollado una de las vías más productivas para sobrevivir y para especiarse: la vía de la simbiosis.

Las bacterias son procariotas, es decir tienen células sin núcleo. El paso a las células con núcleo (eucariotas) ha tenido lugar como una larga tarea de simbiosis entre dos bacterias preexistentes.

Por ejemplo, el reino de los Protoctistas, las primeras células nucleadas, procede también de una fusión
bacteriana, y de ellos surgieron los demás reinos; por eso “literalmente” su nombre quiere decir primeros seres.

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E igualmente, argumenta Margulis, los humanos somos colonias integradas de células ameboides – protoctistas- de la misma manera que las amebas son colonias integradas de bacterias.

El mundo de la vida, según Margulis, es en justicia bacteriocéntrico mucho más que antropocéntrico.


Dos conclusiones se pueden extraer de momento de imperiosa aplicación:
Una, que nuestro mundo, del humano hablo ahora, puede ser perfectamente un mundo de colaboración, si no fomentamos lo contrario tal como hace con singular empeño el individualismo capitalista. Y, otra, que tenemos muchos motivos para ser verdaderamente modestos.

Por eso nos dice que la versión darwiniana, que ha asumido el neoliberalismo económico, de la “supervivencia de los mejor dotados se desvanece con la nueva imagen de cooperación continua, estrecha interacción y mutua dependencia entre formas de vida... pues la vida no ocupó la Tierra tras un combate, sino extendiendo una red de colaboraciones por su superficie.

Las formas de vida se multiplicaron y se hicieron cada vez más complejas, integrándose con otras, en vez de hacerlas desaparecer” .

Los fósiles más antiguos de bacterias datan de hace 3.500 millones años, en cambio los fósiles más antiguos de eucariotas solo tienen 800 años. Pero lo más llamativo es que “además de ser las unidades básicas estructurales de la vida, también se encuentran en todos los demás seres que existen en la Tierra, para los que son indispensables.

Somos un 90% bacteria

Tome los 10.000 billones de microorganismos que viven en el intestino, las cuales ya sobrepasan en el número de células humanas por 10 a 1. 
Todas ellas, son portadoras de millones de genes, comparados con los 20.000 estimados que existen en el genoma humano. Debido a esto, algunos biólogos tienden a considerar al ser humano como un “superorganismo”, una comunidad que es mucho más que la suma de cada una de las partes.

Sin ellas, no tendríamos aire para respirar, nuestro alimento carecería de nitrógeno y no habría suelos dónde cultivar nuestras cosechas”.

Y como el sesenta por ciento de la historia de la vida corresponde a las bacterias en solitario, lo han inventado casi todo: la fermentación, la fotosíntesis, la utilización de oxígeno en la respiración, la fijación del nitrógeno atmosférico y la transferencia horizontal de genes.

El resultado ha sido “un planeta que ha llegado a ser fértil y habitable para formas de vida de mayor tamaño gracias a una supraorganización de bacterias que han actuado comunicándose y cooperando a escala global”

Por eso, concluye, que “los organismos del microcosmos son el pilar en que se apoya la biota entera, ya que su red de intercambio global afecta, en última instancia a todos los seres vivos... (ellos) han estado utilizando estas técnicas miles de millones de años dando como resultado un planeta que ha llegado a ser fértil y saludable para formas de vida de mayor tamaño gracias a una supraorganización de bacterias que han actuado comunicándose y cooperando a escala global (..). 

Existen  pruebas para demostrar que somos el resultado de una recombinación de poderosas comunidades bacterianas con una historia de miles de millones de años”.

Supone que la biota terrestre, en la que está incluida la especie humana, es autopoyética, es decir
reconoce, regula y crea las condiciones necesarias para su continua supervivencia.

No es por tanto que la vida esté rodeada de un medio pasivo al que se ha adaptado sino que va construyendo una y otra vez su propio ambiente.

En realidad todo esto no es tan novedoso. Ya Kropopkin nos anticipaba que en la naturaleza, además de la lucha mutua, “se observa al mismo tiempo, en las mismas proporciones, o tal vez mayores, el apoyo mutuo, la ayuda mutua, (...) de manera que se puede reconocer la sociabilidad como el factor principal de la evolución progresiva”.

Y en la actualidad, el psicobiólogo Michael Tomasello se expresa con igual contundencia: “Los Homo sapiens están adaptados para actuar y pensar cooperativamente en grupos culturales hasta un grado desconocido en otras especies”

Por último, el famoso primatólogo, Frans de Waal, propone a nuestra época como candidata a la "edad de la empatía”, según su último trabajo. ¿Quién lo diría?

En 2004, Margulis estuvo en Barcelona :

 “soy darwinista, existe una proliferación exponencial de seres vivos y un mecanismo de autolimitación es la selección natural. Pero lo que no soy es neodarwinista, no creo que el mecanismo esencial de la evolución sea la variación genética azarosa en cuanto a la especiación: el modo principal es el de colaboración o simbiosis”.

Paco Puche               23 de noviembre de 2011




Aunque parezca increíble, el número de bacterias que viven dentro del cuerpo de un ser humano adulto sano promedio se estima excede el número de las células humanas en una razón de 10 a 1
 A pesar de la importancia en la salud humana y las enfermedades en particular, estas comunidades que residen dentro de nosotros siguen siendo un gran misterio. 
 Para entender cómo los cambios en las poblaciones bacterianas normales afectan o son afectados por la enfermedad primero tenemos que establecer qué es normal, o incluso si existe esa condición normal, ” manifestó a Margarita McFall Ngai de la Universidad de Wisconsin, Madison.
microbiome
Los investigadores han sospechado y han investigado el papel que las comunidades microbianas beneficiosas dentro de los seres humanos, conocidos colectivamente como el “Microbioma humano”. 
Martin Blaser de la Universidad de Nueva York ha estado trabajando para identificar las varias bacterias que viven en la piel y ayudan para formar una barrera protectora en el exterior. Antes de que él comenzara su investigación era estimado que menos de 100 diversas especies de bacterias vivían en la piel. Sin embargo, mediante  nuevas técnicas de secuenciación, él y sus colegas intentaron identificar la especie bacteriana en los antebrazos de personas sanos. En un estudio inicial de seis pacientes se identificaron 182 especies bacterianas. Los estudios subsecuentes añadieron más especie al punto que Blaser ahora estima que el número de especies diferentes de bacterias que vive en la piel podrían acercarse a 500. 
A pesar de estos números Blaser observa que predominan solamente cerca de que 10 especies, que cubren aproximadamente el 50% de la población total. “Algo interesante sobre las otras especies con poblaciones más pequeñas es que eran específicas del anfitrión. Incluso algunas solo fueron identificadas en un solo anfitrión. 
Es enteramente posible que cada uno podría tener una firma bacteriana única, ” dice Blaser, mucho tiene de la misma manera una firma única en el DNA o una huella digital única. Blaser también está comenzando a explorar el papel que éstos pueden desempeñar en las enfermedades de la piel,  investigación que está actualmente en curso.
Daniel Frank de la Universidad de Colorado, Boulder, es parte de un equipo que esté explorando el papel que las comunidades bacterianas en la zona digestiva humana y su relación con enfermedades inflamatorias del intestino. 
Existe un  alto número de bacterias en el cuerpo humano y  sus subproductos se puedan encontrar en la mayoría de los líquidos humanos, evidencia de su papel en la salud y las enfermedades.



Mucha MAS INFORMACION:
http://joanfliz.blogspot.com/2010/10/darwinismo-una-teoria-impresentable.html

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